Demóstenes

Probablemente uno de los oradores griegos más relevantes de la historia. Pero esto no es lo más importante porque había oradores eminentes antes de él en su época y después de él. Lo más importante es su perseverancia enorme en la consecución del objetivo fijado y su deseo insaciable de gloria. La naturaleza no era muy generosa con Demóstenes, pues era un hombre feo, enfermizo y tartajoso con una voz débil; sólo gracias a los entrenamientos de muchos años para desarrollar la elocuencia en una habitación subterránea conservada hasta nuestros días y en la orilla del mar tumultuoso, con la boca llena de piedritas, pudo convertirse en una estrella. También perfeccionó su voz hablando mientras corría y subía cuestas, y mejoraba sus cualidades de actor ensayando horas y horas delante del espejo. Plutarco dice que para fortalecer la voluntad y la motivación Demóstenes rasuraba la mitad de su cabeza, tenía que esconderse durante dos o tres meses por la rareza de su aspecto (¡qué buen motivo para estudiar mucho!). Sin embargo, terminó mal: al igual que Sócrates, fue condenado a muerte y él mismo tomó el veneno para no caer en manos de las autoridades. Yo también tengo problemas con la dicción desde pequeño, pero me falta la tenacidad de Demóstenes y nunca he tenido ni la mínima probabilidad de ser orador. ¡ Y es que tenía tantas ganas !