Ludwig Andreas Feuerbach

Filósofo materialista alemán, ídolo de Karl Marx. Sin tener acceso a la carrera académica y pedagógica, tuvo que pasar 25 años casi sin salir de la aldea alemana alejada. Se aburría allí, pero le gustaba la falta de iglesias y sacerdotes en su pueblecito. Se destacaba por su enorme laboriosidad: trabajaba desde las ocho de la mañana hasta las nueve de la noche. Cada tarea la cumplía con minuciosidad y esmero. No hacía nada a prisa, sin pensarlo y analizarlo dos veces. Cuando estaba trabajando sobre un artículo dedicado a Martín Lutero, leyó 23 volúmenes de sus obras.
Feuerbach creía que los individuos habían creado los ideales inmateriales ellos mismos, aunque era mucho mejor buscar la fuente de las virtudes no en lo divino, sino en lo puramente humano. Percibía los dogmas de la religión como ilusiones metafísicas de la razón humana: El hombre renuncia a su libertad, la conciencia trascendente y la creatividad para proyectarlas en un dios imaginario: «Para enriquecer a Dios debe empobrecerse el hombre».